sábado, 24 de septiembre de 2011

jueves, 22 de septiembre de 2011

strayed cat sings back

para sentarse en las rodillas,
dos gatos (mejor seamos tres)

evitar otros caminos y disfrutar de la tentación.


sábado, 10 de septiembre de 2011

Mesa servida para la incredulidad, el destiempo y el destierro

en árida se asaba,
a baño maría,
a fuego fatuo.
vientos ermitaños soplaban esas cenas
mientras le cisuraban cada trozo de carne,
degollando,
penetrando el bocado sin cáliz.
ruina de eucaristía.
cuerpo mutilado.
lengua masticada. envenenada.
lagunas secas, lagunas niñas.

Lola como su madre
lola-lolita la hizo, (hh).
con igual grosera inocencia la posaron ESAS manos
al reflejo de las sombras de otros también álamos.


jueves, 8 de septiembre de 2011

el domingo de Rosa

cuando cerré los ojos para guardar el último aroma aproveché y me inspeccioné la memoria:
de la desfragmentación de piezas a pinceladas puntillistas, para luego cubrir las porciones con miel.

cadencia de sus manos y risa pulmonar.
se la percibía terrenal pero tenía de diosa, bordando varias infancias con hilos dorados de cometas verdes.
quito se hacía pequeño, inservible ante aquel sitio de consagración (a-cristiana).

como adivinando que la celebración nos sería arrebatada, le pedía al dios aparato:
-"no dejes de sonar"- guardaba la esperanza de que los acetatos me sumergieran en ese sintiempo.
La máquina de coser no daba puntadas en mi presencia, pero era lo más hogar de ese Hogar,
así que la dibujé en todos los cuadernos de ese año de escuela.

disfruto borrando a (in)discreción tiempos pasados,
eso no pasa con el mundo de doña Rosita.


RIP


jueves, 1 de septiembre de 2011

31811.520


A tu camisa rosada, a tu silbato blanco, tus cabellos ensortijados y tus ojos rojos-rojísimos-rojos quisiera haberles jurado que íbamos a estar bien, prometido que lo que vendría era la salvación. Quisiera haberte abrazado fuerte, muy, hasta que calentáramos al frío y evaporáramos la existencia.
-Deséame suerte
-¡Mucha suerte!
-Deséame toda la suerte, mucha, mucha suerte.
-Muchísima, muchísima suerte y bendiciones.
Bendiciones para ti, porque tú las mereces - me dijiste.
Porque yo no tengo perdón - soltaste las palabras casi inaudibles.
Y tus ojos rojos-rojos-rojísimos de aura gris empezaron a chorrear. 
Tus lágrimas, tus mejillas, tus pestañas, tu silbato, tu aliento a borracho me inundaron.
Quería abrazarte fuerte, hasta desintegrarnos. Y que nadie nos separara.
Yo sabía que en ti deberían recaer las bendiciones, porque a quien bendice de tu forma se le debería dar lo mejor. Y si pudiera decirte qué es lo mejor, en pocas palabras, podría hablarte de sopas calientes, atardeceres limpios y lluvia refrescante. Calores para sonreír profundamente.
En tu mirada vi despedida, en tus manos sentí fortaleza cansada.
Si supieran tus rojos ojos que me compartieron de las mejores comidas...




¡Vive manjares, penetrables abrazos!
¡Los dioses estén contigo!