Jacques Cousteau estaría orgulloso de mí, por mi inmersión a las profundidades digo.
Bueno, tal vez no tan orgulloso porque suelo meterme a bucear sin tanque de oxígeno y, a cuarto de camino, hay que parar la exploración y volver a la superficie.
¡Principiante! me diría pero, eso sí, con tono de admiración a mi "suficiencia" y osadía.
Y, después del bochorno ante el "crew", los dos repetiríamos juntitos:
"El océano, una vez que ha lanzado su embrujo, te atrapa en su red de maravillas por siempre."
¡Ah! ¡Qué momentos...!
¡Qué momentos serían...!
Serían... y no son por obviedades, pero también por la tangible diferencia en el objeto de nuestras exploraciones; las de Jacques toman al océano en literal, las mías lo toman (al océano no a Jacques, aunque ya habría yo querido tomarlo a él - a Jacques y no al océano...)... bueno, en fin, dejando mis ideas de exploraciones lujuriosas de lado y cualquier otro lapsus, yo utilizo al océano como la figurilla trillada referente al inconsciente.
Mi bitácora registra, en las primeras exploraciones, el descubrimiento del miedo y, en inmersiones posteriores, ya se anotan ciertos detallitos del mismo, por ejemplo:
- En le exploración nonagésima: "la criaturilla, si suelta a su libre albedrío, alcanza las dimensiones de un conjunto universo de calamares gigantes". O sea (no): ¡Puede ser grandisísísima!
- En la exploración tricentésima: "la criaturilla puede hacer uso de la cripsis (no, no es que entra en estado de pánico-ansioso-depresivo, la "p" está bien puesta, siga leyendo)". Lo que quiere decir que: puede adoptar cualquier forma para emular adaptación al entorno - miedo a un ser humano, a un batracio, a un tiburón, a una estrellita de navidad, a bob esponja, a un coral, a un pulpo intenso... y/o a una idea (buen pulpo Vs. mal pulpo), una acción (flotar Vs. hundirse y Vs. nadar), una realidad (atrapado en la red) e incluso puede ser miedo al miedo (de soltarse de la red y volver a nadar), etc.
- En la exploración cuadringentésima: "la criaturilla se alimenta de mí y yo la alimento a ella.". Se trata de una "buena y nutritiva" simbiosis donde los dos, como anémona y pez payaso, podríamos quedarnos acurrucados, "contentos" y bien estancados en la profundidad.
(Activando tono de sarcasmo)
¡Ah! ¡Qué maravilla...!
¡Qué maravilla el descubrir cómo me hago el auto-sabotaje!
Y... ¡me olvidé mi tanque... otra vez!
Queda acá mi Jacques... (y yo me llevo un "lapsus" con él...)
Información de: Fosa de las Marianas