jueves, 9 de marzo de 2017

–¡Que te sirva de vela!*


Sí, sé que pasan las horas, pero no me convenzo.
Primero hay que construirse una disposición; como la de los animalitos que, después de nacidos, se yerguen a caminar. Esa especie de fuerza.

Afuera vi el vacío. Luego, sólo calles y objetos botados. Ya no pude sostener más la mirada; demasiadas sombras, carnaval de máscaras.

Receta para la disposición: intento fijar un punto determinado, "visualizándolo" –para un fin tan simple, sí podrían funcionar los consejos de los manuales de autoayuda–.

Me repito, por ejemplo, que a dos cuadras encontraré el aroma a pan fresco, y a tres, el paquete de cigarrillos.
¡Cuánto quieres fumar! ¡Sal! ¡Ve por esos cigarrillos!
Me entusiasma la "visualización" de sostenerlos entre mis dedos, fumar uno tras otro, tras otro. Hago los "mantras" sugeridos en la página 68, pero mis piernas no se mueven. No pasa nada –ni para esto sirve la autoayuda–.

Es una lucha perdida.
Agoté mi disposición. Prefiero concebirme en la mente, fumando, a tener transeúntes cerca. No más. Ni uno más. Nunca más. Tengo agua. Las galletas me alcanzan para dos semanas.

miércoles, 12 de octubre de 2016

la cicatriz recuerda la herida (Strand)



Advice to pilgrims

That our senses lie and our minds trick us is true, but in general
They are honest rustics; trust them a little;
The senses more than the mind, and your own mind more than another man’s.
As to the mind’s pilot, intuition,—
Catch him clean and stark naked he is first of truth-tellers;
dream-clothed, or dirty
With fears and wishes, he is prince of liars.
The first fear is of death: trust no inmortalist.
The first desire is to be loved: trust no mother’s son.
Finally I say, let demagogues and world-redeemers babble their emptiness
To empty ears; twice duped is too much.
Walk on gaunt shores and avoid the people; rock and wave are good prophets;
Wise are the wings of the gull, pleasant her song.  
 
 Robinson Jeffers

martes, 30 de agosto de 2016

Colmena

¿Sabes de ese silencio?
en su jaula encierra mis rajaduras.
¿Sabes de esa quietud?
en sus evacuaciones, profundo, me mira.
¿Sabes de esa calma?
en sus garras cose mis vestiduras.

Vinieron impuestas, devorando el vientre.

El enjambre clavó su aguijón.

Tengo ocho miradas,
      despacio me tejen en su colmena.

Camino mutilada,
siento el calor de la cera,
la untarán hasta juntarme.

He pagado ulises,
      he pagado,
con trozos de fracasos petrificados,
con trozos de sesos de sirvientes,
con rojo humeante
y ácida saliva.

De plantas rajadas ha sido mi cosecha,
se me rompía el quinde entre los dedos,
se me rompía al viento.

Tengo ocho miradas,
      despacio me tejen en su colmena.

Ya no escupo.
      Tiemblo.

Me están limpiando, ulises,
      me creman.

Ya no estarás para lapidar mi pira.
      
      Te llevan, ulises.

Siento las uñas regenerarse.

No vuelvas,
¡No vuelvas!