"La utopía puede existir solo en el momento en el cual el hombre haya logrado librarse de la esclavitud de la ideología, de manera que pueda expresar las propias necesidades en una realidad que se revele constantemente contradictoria y tal que contenga los elementos que permitan superarla y transformarla.
(...)
Entonces, no se trataría ya de una utopía, sino de una búsqueda constante, sobre el plano de las necesidades, de las respuestas más adecuadas a la construcción de una vida posible para todos los hombres"
Tomarse el tiempo para dibujar los trazos. Para decir: bordar las palabras.
El tratamiento orgánico de la lengua es permitir su vida, que la palabra exhale por sí sola, que nazca, crezca y muera; que se exprese como: la piel del otro a través de la cual toco.
Como emoción: el receptáculo del soplido primero.
Como sentimiento: su organicidad la transforma en táctil, acaricia las ojeras (auto-procreadas), las mejillas, la espalda, los muslos. Se esparce por la lengua, resbala por la garganta y se establece, cálida, en el vientre-ombligo, para compartir la pulsión.
Lo inorgánico es insulto pretencioso, halago ruin. Polifagia - que pretende llegar al ombligo y, cuando detectada, demandará un purgativo.
Sí, será uno a lo Crimen y Castigo.
Entonces,
si inorgánica: ¡inservible!
porque no estoy muerta.
al hablar: tomarse el tiempo para formar el movimiento de los labios
que sonidificará las palabras-planta que deseo(te) susurrar al oído.
"El inconsciente está estructurado como el lenguaje"
J.Lacan
ASES
Aquí estoy. ¿No me ves? ¿No me oyes? ¿No me dices nada? ¿Por qué encendiste mis alas de vampiro con los tatuajes ígneos de tus mil cicatrices, ahorcándome en el húmedo cordel de tu suspiro?
Sobre tu espalda eléctrica eché mis dados: ¡ases! Ases de tu sonrisa de azufre y tus descalzos pies sobre la caldera de la noche. Fugaces clavos titiriteros de tus pezones falsos.
Ases sobre tus muslos sísmicos y tus brazos. sobre los infernales cohetes de tu grito. Ases de tus mordiscos y de tus aletazos. As del ombligo impar de tu vientre maldito.
Ases de la gardenia que arde en tu boca roja. Ases sobre el pandero flexible de tus hombros. Autopsia de tu cuerpo sobre una mesa coja. Casa de Usher. Pabilo verde entre los escombros.
Rabo, cometa nómada, lobo siniestro, diente mortal, trece personas en la mesa y tres luces, partículas volátiles de un espejo creciente, arañazo de gato y caída de bruces.
Trece horas del reloj, sexo del tiempo. Muertos que cabriolan de amor al ritmo de sus zancos, enastando en los mástiles de los mares desiertos la banderola de sus doce dientes blancos. Araña que nos roe romántica el costado. Isidoro Ducasses que apura plomo hirviente. Coces chasqueantes y ácidas que dispara el ahogado, petardos de vitriolo en la luz del torrente.